![]() | ún puede pasear dulcemente, tropezando con su propio esqueleto a cada paso, y cierra entonces los párpados llenos de música. Las niñas de sus ojos, que fueron entre verdes y grises, pasean como un halo su alma, por los rincones que aún conoce. Va solo, completamente solo, hacia él mismo, y al separarse del oro pequeño de la vida, vacila, sonríe.No levantar el tono nunca, tomar de la mano a cualquiera, y morir como muere, es su historia. Se diría que iba Dios a venir de visita, y él baja la escalera, y se mueve lejanamente, pero en su misma casa, adelantándose a su encuentro, ladeada tiernamente la boina sobre la frente que se apaga. Cuando se apoya al avanzar, como un soplo, se diría que nos roza y nos palpa, para que la ternura haga callo en sus manos. ¡Dios mío, Señor que aún mueves su ceniza, yo que jugué con ella en mi infancia, te lo confío, te lo entrego hasta el día de la resurrección! ...Ten cuidado con él, dale la mano, sonríele con infinita suavidad, no le dejes de oír, pues su abundancia es muy grande Leopoldo Panero |