miércoles, 7 de marzo de 2012

«Si continúas, sabes que estás en la calle»

«Tu embarazo da mala imagen»; «no quiero sentar un precedente con tu baja»; «si continúas, sabes que estás despedida»...  Aunque cueste creerlo, estas frases no son ficción. La Fundación Madrina define el «mobbing» maternal como la «violencia, acoso o abuso que sufre la mujer por el hecho o la decisión de ser madre». Precisamente, el presidente de esta ONG, Conrado Giménez, compareció ayer también ante la ONU para pronunciar una conferencia sobre esta «lacra del siglo XXI». En 2010, la ONG estimaba que se producen unos 4.000 casos anuales; que, de estos, el 90% nunca llega a juicio; y que estas situaciones se concentran en PYMES –55%– y grandes empresas –25%–. Y lo que es peor: Giménez apunta a que esta situación «se prolonga durante los primeros tres años de vida del niño».


El testimonio de Mari Carmen Mateu es significativo. Tanto, que ayer compareció como ponente ante la ONU, en Nueva York, para denunciar la «discriminación» que padecen muchas madres. Licenciada en Derecho, y presidenta del Instituto de Política Familiar (IPF) en la Comunidad Valenciana, su balance es demoledor: en las dos ocasiones que trabajó para empresas multinacionales fue despedida cuando se quedó embarazada. 
«La primera vez ocurrió con mi primer hijo», recuerda. «Entonces pedí una reducción de jornada», añade. El cambio fue drástico. Como ella dice, «fue como el hundimiento del Titanic. Las funciones que desempeñaba, las más importantes, se las pasaron a otra compañera. Pusieron a la gente en mi contra. Y, pese a la reducción de jornada, me hacían venir los fines de semana y tener reuniones por las tardes», relata. Así estuvo cinco meses, hasta que fue despedida. 
Meses después, la historia se repitió en otra empresa. Era 2008 y la crisis daba sus primeros coletazos. «Me dijeron: ‘‘Estamos contentos contigo, pero...’’. Me llegaron a decir directamente que me despedían por quedarme embarazada», recuerda. ¿Conclusión? «Que muchas empresas se toman el embarazo como un perjuicio económico, cuando es un mito. Hoy, la Administración Pública se hace cargo de los gastos de una baja maternal. Y existen muchas desgravaciones para aquellas empresas que contratan a una madre», dice. 
Desde entonces, Mari Carmen se ha entregado a sus hijos. Y ya va por el cuarto. Eso sí: «Si me ofrecieran un trabajo de nuevo... Sería un dilema. La maternidad para mí está por encima de un desarrollo profesional, pero el sueldo ayuda», dice. De ahí su intervención ante la ONU, donde defendió que «invertir en maternidad es invertir en el Estado».